La mayoría de las personas tienen la extraña tendencia a callar las cosas lindas que sienten por los demás. A veces porque se dan por sabidas, a veces por vergüenza, a veces porque se supone que exteriorizar los sentimientos es signo dedebilidad y, seguramente, debe haber muchas supuestas causas más. A veces se reprimen las emociones ante cosas lindas.
¿Por qué? ¿A qué se le teme? Lo triste es que para expresar el desagrado, la ira, el enojo, el desencanto y otras sensaciones negativas generalmente no existen las mismas limitaciones.
El ser humano debería revertir estos mecanismos, y así poder liberarse de fútiles ataduras que solo conducen al desencuentro y a la incomunicación. Y poder expresar las cosas lindas que uno siente por los demás. . . y dejar que esas cosas broten como debe ser. Espontáneamente.
Porque es realmente triste que surja la necesidad de expresar los sentimientos cuando ya es demasiado tarde.