Cuando pasamos por momentos dolorosos en los que sentimos el peso del fracaso nos quedamos congelados en ese instante y nos preguntamos una y mil veces ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?. Vamos hacia atrás y tratamos de ver en donde estuvo la falla, el error y muchas veces nos culpamos reprochándonos el no haber actuado de otra manera. Culpas, dolor, incertidumbre, desasosiego ... y tantas sensaciones y sentimientos que no nos permiten seguir, que nos paralizan, nos enferman.
Debemos darnos cuenta de que la vida no se escribe en borrador y luego la pasamos prolija al cuaderno de clases, que ya nada puede hacerse para revertir situaciones, sólo tomar de ellas lo que nos permita crecer y ser mejores.